lunes, octubre 23, 2006
Evolución
miércoles, setiembre 27, 2006
Despierten al Guerrero Interno
lunes, agosto 21, 2006
El Karma Equilibra
El concepto del karma fue ampliamente introducido en el pensamiento occidental con el surgimiento de interés por las religiones orientales que se produjo en la década de 1960.
La palabra sugiere el funcionamiento de un destino para equilibrar la balanza por actos pasados, incluidos los de otras vidas. Podemos referirnos al concepto del karma cuando nos enfrentamos a un hecho por lo demás inexplicable, para dar a entender que, si se supiera todo, se está cumpliendo una justicia sutil.
Con frecuencia se destaca el aspecto temible y retributivo del karma: en realidad, es la única definición que muchos conocen. Sin embargo, no es esa la esencia. El karma no es un principio punitivo ni vengativo, sino equilibrante.
Al pasar por el necesario asunto de la encarnación, que consiste en expandirnos a través de diversas dimensiones de experiencia, creamos todo tipo de efectos, reacciones y repercusiones.
La Ley del Karma asegura el equilibrio a lo largo de toda esta actividad y expansión. Por lo tanto, en su sentido más amplio es una ley para curar los extremos y restaurar el equilibrio. Pero desde nuestra perspectiva, necesariamente limitada, su implacable trabajo puede parecernos muy duro. Y si no hubiera una clave por la cual se pudiera revertir el infinito proceso por el que se genera más y más karma, nuestra situación no sería de evolución, sino de involución. Llegaríamos a empantanarnos tanto en la reacciones en cadena que no habría esperanzas de alivio.
Por suerte, la clave existe. Es el PERDÓN.
Extracto del Libro ¿Por qué? De Robin Norwood
viernes, agosto 04, 2006
El Poder Sanador del Perdón
Vivir en el pasado es morir al presente, nos perdemos el ahora cuando estamos en el ayer.
El pasado ata, atrapa y mata. El presente libera, crea y da vida.
Sólo en el tiempo del ahora nos permitimos vivir satisfactoriamente.
El pasado es el recuerdo doloroso, el sentimiento que se convirtió en resentimiento, la experiencia dolorosa que le llamamos culpa. El amor que se transformó en odio, la sensibilidad que se vuelve sensiblería. Experiencias de dolor, miedo, culpa, insatisfacción y tristeza. Pesada carga que a veces llevamos con nosotros, equipaje que no nos permite vivir sino sobrevivir a duras penas.
Accedemos al presente cuando perdonamos, nos perdonamos y perdonamos a los demás.
Perdón, palabra mágica y sanadora. Perdonar no es aceptar los hechos ocurridos, no es olvidar, tampoco es negar lo que nos pasó. El perdón no justifica pero tampoco juzga. El perdón te libera del pasado y te pone en tiempo presente.
El ahora, tiempo de Dios.
Momento maravilloso donde existen todas las posibilidades de cambio y transformación; en el cual tú comprendes y no solo entiendes, aceptas pero no te resignas, aprendes para crecer y no para sufrir. Dejas de ser víctima y te conviertes en aprendiz.
Recuperas de esa manera el poder que alguna vez en ese pasado, lo habías extraviado. Poder de dirigir, determinar y direccionar tu vida. Poder de amar, comprender y aprender. De construir un futuro a partir del presente.
El perdón no interroga, no tiene preguntas del pasado, porque ese pasado ya no existe. No importa lo sucedido porque ya sucedió. Pero si es importante lo que hagas en el presente porque eso determinará tu futuro. No te conviertes en víctima de otras víctimas, ni en actor de dramas de dolor y sufrimiento. Crea tu propia obra de teatro, Sé tú el guionista, el director y el observador.
Abre tu corazón al perdón, libérate de toda es carga que te esta pesando y no te deja avanzar.
Perdona desde la compresión amorosa, no para que cambies a los que te dañaron o justifiques los hechos acontecidos. Perdona para que seas feliz y recuperes la paz. Comprende que detrás de todo echo por más doloroso y funesto que acontece siempre existe un significado profundo.
Perdónate a ti mismo, recupera tu integridad y tu inocencia.
Sobre todas las cosas que hayas hecho, cometido o protagonizado; considera que sigues siendo inocente a pesar de todo.
Libérate del miedo, del dolor y de la culpa. Siente que todos tenemos el derecho de equivocarnos alguna vez, pero también disponemos de la obligación de aprender para no repetir la experiencia dolorosa.
Perdona a los demás, mira en cada agresor una víctima de su pasado. En cada hecho de dolor una enseñanza que aprender. No dejes que te conviertan en víctima de otras víctimas y en victimario de los demás.
Acepta los hecho que te ocurrieron, no con resignación sino como actitud transformadora para el cambio. Convierte ese odio y resentimiento en comprensión amorosa, la culpa en aprendizaje y el miedo en coraje.
Despierta de la pesadilla tenebrosa del pasado a la vida cálida en presente que te espera.
Perdón, perdonamos, perdonar.
Hace mucho tiempo alguien nos había ya enseñado lo mismo cuando dijo:
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen...”
Ahora es el momento de aprender, porque ya no hay más tiempo que perder.
Autor: Dr. Fernando Arizabal, Médico Bioenergético, Lima - Perú
www.biosalud-peru.org